Después de Deméter de Agrupación Señor Serrano, prácticamente hemos asistido a todas. Hemos advertido la buena estructura por edades, cíclicas casi siempre en función del calendario escolar. Por ello, a diferencia de la susodicha, ello nos ha permitido agrupar las reseñas de cada obra conforme al público a quien van destinadas. Ello permitirá observar mejor el cuidado de la selección de propuestas y, sobre todo, pensar en quien es imprescindible en las Artes Escénicas: el público.

Para toda la familia

Hubo espectáculos para que toda la familia asista a un teatro. Madres, padres y niños juntos disfrutando de una velada donde todos disfrutan. Y al salir les esperó el Parque Central para continuar jugando, paseando o conversando sobre lo presenciado.

Chinchulina y el ruiseñor de la China

Chinchulina y el ruiseñor de la China es un cuento escenificado creado por Pablo y Alba Vergne y su compañía madrileña La Canica, de la que conocimos su magnífica Historia de un calcetín. Se trata de un encuentro de una intérprete con diversos títeres para recrear un bello argumento para disfrute de los pequeños a partir de cuatro años.

El argumento está lleno de peripecias. Un emperador de China, Chinchulín, vive en un hermoso palacio de porcelana frágil, bellos jardines y flores perfumadas. Su hija Chinchulina se muestra alegre cuando escucha música y desea bailar en cualquier espacio, frente a la oposición del padre porque puede romper la porcelana o dañar las flores. Hasta que ambos bailan por contagio de su alegría, a pesar de ser ella tímida salvo cuando escucha melodías. La tristeza acaba apoderándose del corazón de Chinchulina y solo el canto de un pájaro llamado Ruiseñor Azul podrá devolverle la alegría. Entonces el emperador rompe con la tradición de no salir nunca del palacio y acude a buscarlo iniciando un recorrido donde se encuentra con varios seres humildes y alguna que otra prueba. Es entonces cuando conocerá su imperio. Aquí la propuesta se convierte en un canto a la importancia de las personas trabajadoras que con su esfuerzo construyen una sociedad.

La ejecución de Alba Vergne es sensacional. Narrar un cuento es lo fácil pero recrearlo hasta la fascinación no. Se aprecia su perfecta manipulación de títeres compuestos de elementos sencillos (las bolas blancas dan mucho juego). El acompañamiento de la danza y el movimiento da viveza a la historia hasta encandilar a los pequeños. Ella aporta una gracia paralela a la simpatía de los personajes, incluso logrando que alguno más hosco posea un encanto. No faltan los juegos de sombras chinescas y el teatro de sombras que dan un salto a modo de cesura sobre lo narrativo y enriquecen el argumento hasta dar una caracterización perfecta, como la de la propia intérprete con su vestuario y su maquillaje, y una ambientación con una potente visualidad. Todo con un buen texto con capacidad de emocionar y llegar a la imaginación, más con detalles significativos como el poema de Rubén Darío repetido para expresar el estado de la princesa Chinchulina.

Y muy originales los títeres de objetos cotidianos. Producen un acercamiento necesario para una obra cuyo pequeño formato queda ensanchado por el despliegue interpretativo en la puesta en escena.

Tarzán

Una nueva adaptación del clásico de aventuras Tarzán. Con cuatro palos soporte de micros, un buen número de peluches, un teclado, unas cuerdas colgantes de la tramoya, paraguas, un teclado y unas cajas que pueden servir tanto para encerrar a un actor como para ejecutar percusión musical, la compañía Mar Mar crea una adaptación ingeniosa y amena de este clásico novelístico de Edgar Rice Burroughs que el cine popularizó en el imaginario colectivo. También ha tenido un buen número de dramatizaciones, incluso un musical, de las que recordamos aquella tan espectacular producida por el mismo Centro Escalante de 1988, con dirección de Rafael Rodríguez.

La historia circula desde un arranque con unas zapatillas blancas en la oscuridad caminando por encima de una de las cajas y la irrupción de los simios con el bebé de Tarzán en el suelo llorando y moviendo brazos y piernas. Después todo irá por dos caminos paralelos: el presente de la acción, con Tarzán encadenado e interrogado por un psicoanalista, mientras Lord Greystoke VII libera a los animales de Londres e intenta convencerle de que aquel niño perdido era él presentando con retrospecciones la propia historia de la selva, con el recorrido donde conocerá a Jane y los cazadores. Pero todo estructurado de forma sencilla, para que lo escenificado sea inteligible para todos los públicos, basándose en la agilidad y la simulación.

La singularidad del montaje es la inventiva con los escasos medios. Un bosque es creado con los soportes de los micrófonos o unas cajas sirven como celda de Tarzán. Pero también se fundamenta en el trabajo de los actores. Con numerosos sonidos, desde las palabras, la imitación de animales, sobre todo simios, y lo gutural, más los toques mímicos corporales, consiguen un imaginario perfecto. Salvo Tarzán, los actores interpretan distintos personajes. Realizan un gran despliegue físico, con mucho movimiento y creando a su alrededor un aura personalizadora. Un gran trabajo actoral llevado adelante por la estupenda dirección de José Carlos García, capaz de llenar el escenario del teatro Principal de forma amplia e ir logrando ganar el interés de una historia que posiblemente todos conozcan pero atractiva y con un lenguaje que le da un nuevo sabor. Su planteamiento formal singular hace que cada minuto que transcurre crezca en interés. La dramaturgia de Kike Díaz de Rafa está muy bien elaborada al hablar con varios lenguajes escénicos contemporáneos,

El interés del montaje estriba en observar cómo es posible crear con mucha imaginación la historia ampliamente conocida. El resultado es fascinante, de potente carga visual y sonora (fenomenales las percusiones y la música), y demostrativo de que cualquier historia recurrente puede ser contada de nuevo si se plantea una perspectiva conceptual con mucha imaginación. Y no nos olvidemos de los peluches, toda una selva perfectamente utilizados por los actores.

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